A los seis años le diagnosticaron Alta Capacidad y también Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDH). Cursa sexto grado en Funes y una diplomatura en Community Management. “Me gusta estar con mis amigos, el baile y el canto”, confió en Radio 2.
Lara es una niña de 12 años que se convirtió en la estudiante terciaria más joven en Rosario y Buenos Aires. Además de cursar sexto grado de la escuela primaria, se anotó en la carrera Community Management en la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Fue diagnosticada con Alta Capacidad, al que también se le sumó el del Déficit de Atención e Hiperactividad (TDH).
La historia de Lara Ghione, publicada en Infofunes, es maravillosa. La pequeña evidencia una inteligencia distinta y superior al resto de las personas de su edad. Estas condiciones se revelaron desde sus primeros días de vida: a los 3 meses ya estaba sentada, a los 5 gateaba y a los 6 dijo “mamá”.
En diálogo con De boca en boca (Radio 2), la pequeña con un coeficiente intelectual de 132, cuando el promedio de un adulto suele ser entre 70 y 130, contó: “Desde jardín siempre me pareció fácil y aburrido. Tengo una vida normal, voy a sexto grado”.
Aunque sus doce años pueden ser diferentes a los de otros chicos y chicas, Lara aseguró que eso no le genera ningún inconveniente con sus vínculos: “Me adapto a todas las edades, no tengo problema, tengo una amiga de 4 años y otra de 15”.
Confiesa que su conocimiento de inglés solamente la habilita a charlas, pero asegura que sabe japonés. También juega al voley y baila. “En la escuela me dejan ser libre, la escuela está contenta y yo también”, confió y advirtió que no tiene claro aún qué profesión u oficio le gustaría desarrollar de grande: “No tengo idea, sigo el camino. Mi papá y mamá me apoyaron, quise ser arquitecta y cantante, ahora nada pero hago lo que me gusta”, destacó.
En cambio, tiene muy claro lo que más le gusta hacer: “Estar con amigos, el baile y la actuación”, respondió sin titubeos.
Minutos antes, Yamila, la mamá de Lara, también habló con Radio 2. La mujer contó que su hija mostró signos de una capacidad desarrollada desde beba. “Ella estuvo hospitalizada hasta los 4 meses por un problema de estómago. El médico Fernando Aguilar me dijo «no es normal, camino y me sigue con la mirada». Ya quería interactuar, no era normal, digamos que era rara para la gente desde que nació”, explicó y resumió: “A los 3 meses ya estaba sentada, a los 5 gateaba y a los 6 dijo «mamá»”,
Yamila recordó que la niña ya hablaba claro al año y que cuando fue escolarizada demostraba un claro estado de aburrimiento. Encontró algunas respuestas en España desde donde la derivaron a Córdoba: “Ahí se especializan mientras que acá no se habla de las altas capacidades”, lamentó.
La niña fue sometida a test y exámenes para la detección temprana de altas capacidades y superdotación. “Dio positivo de Altas Capacidades lingüísticas deportivas y comunicacionales”, precisó Yamila.
Con ayuda profesional, los padres de Lara comprendieron que chicos como ella “son inteligentes pero necesitan aprender de otra forma”. Además, pudo saber que se trata de una condición genética: “Después de 37 años pude encontrar yo un diagnóstico. Siempre fue la chica rara que hizo tres carreras”, manifestó sobre sus estudios sobre periodismo, community manager y su capacitación como extraccionista.